Podría ayudarme escribir una lista con las veces que me perdí mirándome el ombligo, contar una a una las palabras que debí decir para distanciarme, obligarme a comulgar, víctima de no se qué picadura de insecto, con unas ideas que no son las mías, cerrar los ojos ante lo que no entiendo andando un pasito más por el camino del miedo y la cobardía. Sintiéndome un títere sigue siendo el mejor ejemplo.
Pero resulta que los días grises se tornan dorados, y la liberacion llena mi boca, he cortado el cordón que me ataba al espanto y mi voluntad está renovada. Hay un brillo especial en la mañana que da cuenta de las oportunidades, de los sueños, que yo atenta descifro en el silbido de los pájaros, en el humo de los coches y en el ruido de la ciudad. Hoy siento que es un nuevo día y que podría ayudarme escribir una sola cosa.
Por fín he reparado una parte de mi locura
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