Mío es el Yo que a veces muestro,
lobo que voraz espera,
rezagado y contento a que pase su presa.
Éste, se desdobla en otro yo
llorón y débil convertido en la sombra de lo que algún día fui.
De nuevo marcho en busca de mi condenado Yo.
Y otra vez la angustia de buscar a quién logre encontrarme
en tan amasijo de ideas, momentos, cosas.
Quisiera morirme de ganas de todo,
volverme niña de repente,
caminar firme, creer en mí
sin duda largo trayecto hacia un alma que nunca se forma.
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